lunes, 21 de enero de 2013

Así Salvó Supermán A Lois Lane


Ctra. de Montefrío (Alcalá La Real) by ruyelcid




"Y... los minutos pasan seguidos de sus padres, las horas; de sus abuelos los días y así van completando el árbol familiar hasta llegar  a los años y años y años... Yo doy vueltas hacía atrás, lo más rápido que puedo, intentando cambiar el rumbo de las manecillas del reloj de comunión que aún guardo en el cajón. Pero es absurdo...




 Los granos de arena fina me tienen nublada la vista, taponados los oídos, anulado el olfato y el resto de los sentidos. Esos, granos en su tránsito medido, no atienden a angustias, a sentimientos, no reparan en contemplar seres humanos; oxidan, desgastan y corroen. Dicen que el tiempo da experiencia y nos refuerza como personas. Los granos de un reloj de arena, sabedores de su efecto se ríen en nuestra cara de tales afirmaciones.
La única solución que allana esta frontal incertidumbre, que da color a estos fríos azulejos de dentista de posguerra, es olvidarse de las mesuras, de los tiempos, de los minutos y sus familiares. Inventar nuestro propio sistema de regeneración, nuestra métrica, reinventar nuestro propio reloj de arena. Ya será opcional a cada persona filtrar el grosor, velocidad de caída, número y textura de sus propios granos, según vaya notando pellizcos de felicidad en este nuevo submundo propio."

2 comentarios:

Jesús Lens dijo...

Pues más corta, no hubiera quedado igual de bien.

Pilar Gámez dijo...

Muy buena reflexión, y además creo que es la única forma de convertirlo en nuestro gran aliado, así es como lo veo y como me gusta llamarlo.