jueves, 10 de febrero de 2011

ENTRECRUCES


Como el esperado y latente final de un gran thriller, yo sabía que estos días, semanas, iban a llegar tarde o temprano; no quería verlo, admitirlo, asumirlo... pero sabía que llegarían y aquí están.

Se cierran cuevas a mi alrededor, sin saber si en las nuevas se admitirá a gente de mi raza. Consigo abrir ventanas por las que el tímido oxigeno y los embusteros rayos de luz me hacen ver espejismos tangibles. Afino la física y las matemáticas al máximo para conseguir que la lana forme un ovillo perfecto, infalible (el mínimo hilacho visible sería catastrófico)

De nuevo busco el sol (nací en verano), la luz extrema, y comienzo a sudar, sudar, sudar como en las primaveras de finales de instituto, cuando nos sobraban fuerzas, subíamos cuestas oliendo a jazmines de calles en barrios altos; y un año más dejo que todo me vaya pasando, y algo se vaya quedando.

1 comentario:

mariapán dijo...

Yeaaaaaaaaaah, si siempre queda algo ¡qué más quiero Baldomero!

Las risas me las guardo para cuando te vea, te las regalaré todas todas con un lazo turquesa, rizado con las tijeras de la escuela...

Un beso