viernes, 16 de agosto de 2019

MOVIENDO MONTAÑAS (por nuevos caminos)


La verdad que llevaba ya años sin sentirlo... muchos años.





Cuando las montañas se alinean, los caminos se encuentran (reencuentran), las miradas son reales, los adjetivos se cargan de colores claros y los sabores, cargados de calendarios, siguen cubriendo cada baldosa de lo que algunos llaman amistad (yo aún no he encontrado palabras para llamarlo) 

Llega.




El respeto por las distintas culturas, creencias, valores, fe.
Su respeto, mi respeto.
El convencimiento que desde el respeto hacía la fe de los demás, todas las montañas estarían interconectadas. 
Tu puedes estar a mi lado, quiero que estés a mi lado y yo estaré encantado de comprender el porqué de tu otro lado. En verdad, escrito así con palabrería bonita no suena tan complicado, pero los que dejan entrar en sus circuitos neuronales pizcas de intolerancia disfrazadas de modernismo acaban negándose en banda a reconocer la esencia de todo; respetar los motores que mueven a cada ser humano.



Gracias a esas pocas personas que aún me hacen ver la vida en todos sus colores posibles. Gracias a ese abrazo (conjunto lleno de códigos intemporales cargados de entendimiento). Gracias por hacerme llorar, me encanta expresar mis emociones y si están descontaminadas, más aún.

Gracias por volver.

Seguiremos moviendo montañas muchos años más. Seguiremos disfrutando nuestro camino.

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