lunes, 29 de diciembre de 2014

El Viento Que Aceleró La Caída




Buscando la inflexión.

El Viento Que Aceleró La Caida

Y seguramente fuera  por esas tierras de subidas y bajadas; tan ventosas, tan gastadas, tan bebidas, tan indeseadas.

Ya nunca más brillarían esos lunes, de salitas cineadas, de suculentas cenas, y deshoras disfrutadas. 

Se tambaleó la primera, agachando su mirada, aún la segunda no vio lo que aquello acarreaba. 

Vientos desenvasados, decisiones lastradas; dominós  verticales con fichas desordenadas.

Clavos verdes y cercanos, caen cada mes en tus manos. Clavos llenos de mentira, de ilusiones en vano. 

-Mi mano es tuya, lo sabes; aquí estoy yo "como hermano"-  De nada sirven mil cuerdas de un buen violín mal usado.

Y otra ficha que cae, y otro juego mal buscado y otra partida vacía poniendo mi alma en tu mano.

Elegí aquel molino; aquella veleta de guano; de cagadas ya resecas de un destino muy llano.

Tumbé la ilusión sin ruido, no quise ni maquillarla; ni me molesté siquiera en intentar levantarla.

Soy tu hermano, tu amigo, tu palmada en la espalda. Eres mi hacha, mi guillotina, mi desalmada guadaña. 

Ya se mueve el cinco doble, ya veo venir mi tragedia, ya han pasado unos años desde que bailé con ella. 

Este viento sin descanso, sin vacación ni frontera, está batiendo su récord, sin percibir la tragedia.

-¡Paso ya, no quedan fichas que igualen esta guerra; ni seis doble, ni tres ni cuatro, que no echen cuerpo a tierra!- 

La partida ya termina todas ligan con su ficha; hay dos, hay seis o tres doble; hay de amor y mi desdicha. 

Elegí sentir el viento, alejado del seguro, de este rifle tan volátil que nunca me hizo más duro.

Con miedo a circular en redondo en tu tapete, me ahogo en tu pozo de blancas, de fichas sin remitente.

Ya esta hecho, ya has cerrado la partida de repente, ya el viento ha  jugado sin guadaña a ser la muerte.

El viento trajo el astío, de saber que fui más fuerte, que tu corazón fue mío  pero que jugó sin suerte. 

Este juego ya se acaba, ya no hay hueco en tu mesita, de palmadas sin abrazos, y de quedadas sin citas.

Ya no seré bipolar, ya estaré siempre vuelta, de mi cara más negra para ver quién me acierta.

No me fío, ya lo sabes, ya hubo tarde en la huerta, de verdades con puñales, de pirámides sin puertas.

Sigo bailando en mi césped, de piscinas sin cubiertas, de llanuras sin caballos, y de verdades muertas.




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