domingo, 10 de agosto de 2014

HIDAL-¡GO!


 Estando así, díjome:“Tú, mozo, ¿has comido?” “No, señor -dije yo-, que aun no eran dadas las ocho cuando con vuestra merced encontré.”
“Pues, aunque de mañana, yo había almorzado, y cuando ansí como algo, hágote saber que hasta la noche me estoy ansí. Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos.



“!Bendito seáis vos, Señor -quedé yo diciendo-, que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrará a aquel mi señor que no piense, según el contento de sí lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama, y aun agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? !Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañará aquella buena disposición y razonable capa y sayo y quien pensará que aquel gentil hombre se paso ayer todo el día sin comer, con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos, se hacia servir de la halda del sayo? Nadie por cierto lo sospechara. !Oh Señor, y cuántos de aquestos debéis vos tener por el mundo derramados, que padecen por la negra que llaman honra lo que por vos no sufrirían!”

Lazarillo de Tormes (tratado tercero)

-----------

Poco más me queda por decir a tan bien redactado párrafo de un tal "anónimo"... de esa maravilla literaria de las imprescindibles en cada casa. ¡Qué lo vivimos cercano, a diario, en los bares, en los paseos, en las tertulias, cañas, y demás ensalzamientos del ocio y el "bienestar" que pretendemos dar. Que las tortillas, al igual que el palillo en la boca, dan muchas vueltas y que todo depende de quien esté manejando el mango; así que agárrate bien para estar al loro en cada meneo de no salirte por las orillas y desperdiciar esos huevos que tan buena base te dieron. 

Nos vemos (nos leemos). Hasta el siguiente tratado de aquel señor Anónimo.

No hay comentarios: