jueves, 6 de junio de 2013

¡Se Busca Película Para Estas Melodías!


¡Sin comentarios!


Y los "Curita Jazz Quartet" seguían imantándonos con sus melodías, y mi mente, tecleando con mi imaginación el guión de la película. Era una de cine negro. El detective anduvo husmeando por todos los antros con música en directo y chicas de la zona portuaria de la ciudad. Disimulando su olor a sabueso, sus chorreantes kilómetros de una peculiar ley y orden que esta ciudad le había hecho administrar. Manhattans donde supieran prepararlos, y bourbon sin hielo en el resto de garitos; había que pasar desapercibido.

Cuando ya la profundidad del trabajito que esa noche le había tocado hacer le hacía serpentear entre callejones desaliñado y con la ropa como si hubiera estado en los primeros minutos de rebajas de un gran almacén, vio un luminoso ridículo pero de lo más llamativo, "The Jumping Frog" se llamaba aquel casual bar de copas en el último callejón al fondo del puerto. Los neones de su luminoso simulaban con su juego de luces una rana saltando de su hoja verde típica al agua de la charca, todo ello con el zumbido clásico que emiten esos luminosos que parece como si hubieran doscientas moscas de golpe.

Nuestro detective y sus litros de bourbon en vena, subieron los tres escalones de entrada al bar intentando recomponer su firmeza para entrar pasando lo más desapercibido posible. Abrió la puerta con suavidad y fue andando hacia la barra pegado a las oscuras paredes del bar y sin quitar la vista de lo único que daba un poco de luz en aquel antro, del pequeño y pobre escenario central.

Apoyó el brazo en la parte de la barra más cercana al escenario, y antes de que esa mole de carne que había por barman le preguntara nada, el detective ya había sacado una foto para verificar que, efectivamente, la tal vez rubia, de altura nórdica y voz de ensueño que había buscado toda la noche para interrogarla a raíz de los cinco cuerpos encontrados en el trastero de un hangar del puerto, cada uno en mayor grado de putrefacción que el otro hace dos días.

Pidió un Manhattan, y el camarero sin hacer ningún aspaviento fuera de lo normal, cogió los oportunos ingredientes para prepararlo. Piano, saxofón y batería dieron el rugido final de la actuación en busca del marcado aplauso, que solo los tres vegestorios de la mesa justo enfrente del escenario se dignaron a dar.

Antonio Beltrán (tenor sax)


   La chica bajó por el lateral del escenario y pidió al camarero: "¡Lo de siempre Esteban!" y aquel quintal de camisa a rayas y aspecto fronterizo le llenó medio vaso de bourbon sin hielo. - "¡Sabe usted beber señora!" le dijo el detective. "¡Si, lo que no se me da también es elegir la compañía para echar un trago, siempre acabo junto a algún baboso de altas horas apestando whisky o colonia barata intentando aparentar que tiene algo de estilo a la vez que no puede ni tenerse en el taburete!" - "¡Veo que no tiene usted pelos en la lengua, ni se achanta ante un extraño!" (hablaban casi a voces, por la cercanía del escenario, y la incomprensible ilusión con la que los músicos seguían tocando jazz a modo de "non-stop session")

Curita Jazz Quartet


"¡Ya ve!"- contestó ella. - "¿Tampoco le habrá costado mucho trabajo entonces llevarse a un lugar más tranquilo a cada una de sus víctimas, no?"- "¿Cómo? ¿Qué está usted insinuando asqueroso? Es más ¿Quién es usted y qué hago yo dándole conversación? y.... 

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¡ACABÓ EL BIS! Los "Curita Jazz Quartet" se despiden de la gente, agradecen su asistencia, y yo me quedo con el final de esta conversación entre el detective y la chica pendiente de otra sesión de jazz en el Magic y de que mis Alhambras, Murphy's, y vinos se entrelacen con esas melodías para transportarme de nuevo a "The Jumping Frog" a seguir tensando el ambiente entre la rubia y su descontextualizada voz y el detective.
         
Hasta pronto... y que nuevas bandas sonoras conduzcan nuestras películas!!!

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