SUFRIDORAS EN CASA

"SUFRIDORAS EN CASA"

Hay una visión que se me repite día tras día, año tras año desde que empecé a trabajar en el mundillo de la hostelería y a la que, a día de hoy, aún no logro acostumbrarme.

Domingo por la tarde, la parejita de novietes llegan al pub a tomar café, él ve a viejos colegas suyos, coge el taburete y se sienta en la barra junto a ellos. Ella se sienta junto a él. Los amiguetes empiezan a hablar de sus antiguas fechorías, de música, de trabajo, de coches, etc, y ella, mientras asiente con la cabeza como si estuviera prestando atención al asunto, o como si le importara, busca por la barra alguna revista o periódico que le haga más llevadero esos 40 minutos o más que su novio pasará de ella como si no existiese.

Cada 15 minutillos el noviete de turno gira la cabeza y le da un falso y rápido beso en la mejilla mientras le dice: "¡pídete lo que quieras, algún refresco u otro té o algo!" - y aún sin haber esperado a la contestación de "la sufridora" de turno, éste ya está de nuevo a la carga con sus colegas, explicándoles cuantos caballos tendrá el nuevo coche que se va a comprar. Yo, que no soporto que traten a la gente así, trago saliva mientras me muerdo la lengua, y hago por acercar de la otra punta de la barra a donde está la referida "sufrida" algunas revistas o periódicos de interés mientras aprovecho para saludarla sutilmente y que recupere, por unos instantes, su condición de persona humana, y no de objeto que llevo al bar mientras me tomo el café con los amigotes...

Al final de la tarde, mientras están saliendo del local, él le dice a ella ha estado genial.. nos lo hemos pasado bien, ¿eh? es que Fulanito siempre ha sido muy sociable, deberíamos venir más domingos para coincidir en el café con él. Y ella va repasando a cada escalón que baja, todos sus años de instituto, lo bien que lo pasaba, lo que le gustaba arreglarse y ponerse guapa hasta que su novio, empezó a ponerle pegas a su forma de vestir...

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Por otro lado, me alegra ver que va bajando gratamente el número de personas así. Ya cada vez hay más chicas que dialogan con la gente de alrededor, que se interrelacionan comentando la importancia de tal o cual artículo de prensa que acaban de leer con el camarero o con los amigos que a ido haciendo día tras día al coincidir en la misma barra del bar y que entrecruzan miradas de complicidad con su pareja, besándose, riendo, sintiéndose personas humanas con plenitud de actuación.