jueves, 19 de agosto de 2010

En la ventana (no en una curva) (narración de aquí, o de allí)



Últimos coletazos de nuestro paso por el instituto (bueno los coletazos de algunos fueron más largos que los de otros). Reunidos en "asamblea" (beber cerveza Sureña a mansalva) los miembros varones de la pandilla decidimos, por unanimidad absoluta irnos a pasar la tarde noche al campo de Carrillo en la Aldea de La Pedriza. ¡BACANAL TOTAL! de las gordas; emulando las griegas y las romanas pero sin "roceteo" (each other) (que eramos "muy machos todos")

Entrada la noche, cuando ya nos habíamos bebido hasta las reservas de los aljibes de las casas de los vecinos, y en plena fermentación etanólica bulliendo en nuestras venas, salió la vena gallita varonil de: "¿No hay huevos de irnos ahora a dar una vuelta por mitad del campo (tajos altos de La Pedriza)?" Y como no..., aunque sé que algunos pensaron - "buff, con tó lo que llevo en lo alto irme ahora a esentear por ahí" - pero, como ya he dicho, eramos demasiado "machos" para que alguien se cayera de la expedición.

Comenzamos andar por una calle en la parte alta izquierda de la aldea, la noche tenía algo de visibilidad pues la luna estaba engordando bastante. Había quien le costaba andar en linea recta alcanzado ya su tope de tolerancia a los "licores espirituosos", pero aún así estábamos ya llegando al final de la calle, dejando las casas en nuestro lateral izquierdo; a la derecha ya era todo ramaje, tajos y plantaciones, cuando de pronto alguien gritó: "¡JODER, JODER HABÉIS VISTO ESO!" y giramos todos la vista hacia la izquierda, y en una de las últimas casas vimos una imagen que no olvidaremos nunca. Serían las tres y pico o las cuatro de la madrugada, y allí, perfectamente iluminada estaba ella; una niña de unos 7 u 8 añillos perfectamente vestida con un traje blanco tipo comunión o "misa de los domingos", con la luz encendida, mirando por la ventana (lo estoy escribiendo y se me están poniendo otra vez los pelos de punta)

Jamás corrimos tanto como esa noche, fue una distancia corta pero suficiente para no volver a ver esa imagen. Cuando paramos e intentamos tomar aliento y comentar lo que había pasado, nos preguntamos unos a otros si habíamos visto eso, y efectivamente todos lo habíamos visto.

Olvidé decir, que poco antes de salir de "expedición" desde la casa, y apurando los últimos culos de botellas, habíamos estado cada uno metiendo su puntilla tenebrosa contando historias de miedo, de casas sobre tumbas, de avistamientos extraños y cosas de esas, o sea que íbamos ya algo acojonados de entrada.

Pasaron los minutos, y conseguimos "casi pasar" un poco del tema para no estar acojonados toda la noche, y además para centrarnos en las labores de rescate de uno de nuestros grandes afectados por la ingesta alcohólica que iba a su libre albedrío saltando de tajo en tajo.

Han pasado ya algunos años de esa extraña noche, pero siempre que coincidimos para echar unas cañas o de cafés con los que esa noche estuvimos allí. Nos acordamos de esa imagen y se nos siguen poniendo todos los pelos de punta.



Dedicado a mis amigos del instituto.



5 comentarios:

CINEXIM dijo...

A mi el bosque y el campo me suelen dar bastante miedo por culpa de Jason Voorhees!!!


Celebro que hayas descubierto Taxi Driver. Yo la vi siempre una peli muy Schrader. Hay dos hermanos horteras de mi gimnasio, ambos tatuados: uno con el Malcolm McDowell de La Naranja Mecánica y el otro con el Robert De Niro de Taxi Driver... y muy amantes del cine a estos dos no se les ve.

Un saludo!!!

Pedro Ramírez dijo...

En que parte de los tajos era , en los almendrillos o el chaparral? Me extraña que hubiera algo, aquellas casas llevan deshabitadas años. Aunque recuerdo alguna historia que me contaba mi abuela de la Pedriza sobre una niña que se callo en "el pocico"...

ruyelcid dijo...

Creo que eran por los tajos que había como hacía a la izquierda del polideportivo...

Hoy me he encontrado en el café a uno de los que también vio aquello y se lo he comentado; el miedo que nos dio pocas veces más lo he sentido.

Lenmelon dijo...

Madre mía...menos mal que he leído tus expediciones nocturnas a la luz del día!

Pilar Gámez dijo...

Pos yo lo he leído de noche, espero poder dormir...