martes, 12 de mayo de 2009

Sueños de Mayo (Hoy: Baco y La Moral)

Una estrelladisima noche de agosto (por la lluvia de estrellas típica de esa época y por el curso de los acontecimientos).
Decidimos, con la excusa de subir a ver las estrellas, pillar cervezas y vino a mansalva. Así que una vez allí, y como el intervalo entre estrella y estrella aún era grande, no parábamos de beber y reír, reír y beber, reír reír, beber beber, y así sucesivamente. Comencé a picajear a una de las chicas con las que más confianza tengo para ver a quien le iban a a coger más birras (pique que nos hizo ir a buscar avituayamiento dos veces más) y al final la reunión social se convirtió en una competición mano a mano entre ella y yo.
Acabó la noche (se acabó el alcohol) y bajábamos ya con el hocico bien caliente cada uno para tirar a sus respectivos rediles. Aunque dado que los padre de mi susodicha contrincante cervecil estaban de fin de semana en la playa, y los mios en sus merecidas vacaciones de todos los años, al final la convencí para que siguiéramos bebiendo juntos en mi piso (bueno la verdad que solo hizo falta sugerirlo para que le pareciera buena idea).
Pusimos videoclips de Madonna, e iban pasando los minutos y estábamos con todo nuestro pelotacete cabeza con cabeza en el sofá; al final ella se tumbó sobre mis rodillas y acabamos besándonos, y más y más hasta desembocar en la cama central de mi habitación.
Por la mañana, no sé como ni por qué (esto es lo malo de los sueños que te las cuelan doblás) apareció mi madre y entró de golpe a despertarme y tuve que tirar de las sabanas rápidamente hacia arriba y gritarle que saliera. La joven es cuestión muy ruborizada comenzó a vestirse, nos mirábamos con la cara blanca...y como si el mundo se nos viniera encima de pronto y nadie dijo nada. Tan solo un frió y desconcertante "adiós" en la puerta.
Mi amiga en cuestión llevaba un año y medio  saliendo con su actual pareja, y yo casi tres.
   Al día siguiente todos estaban tomando café en el Casablanca, y nosotros sentados junto a nuestras parejas nos mirábamos (los dos estuvimos supercallados todo el rato) mientras todos hablaban del pelotazo y lo bien que lo pasaron la noche anterior.
   Aquí es cuando empecé a acordarme de Kant, Aristóteles, Descartes y todos los jodidos libros y escritos de filosofía que me había empapado en mis largos años de instituto, e incluso después por gusto propio.
 ¿Qué hacer? ¿Debería echar por alto una relación de tres años por algo que casi "no ocurrió"? ¿Antepondría la ética o bondad, con la consiguiente desconfianza y miedo que conllevaría en los próximos años en el caso de que me perdonara, al silencio y al agua pasada? La verdad qué es algo que diez años atrás no me daría tantos quebraderos de cabeza, cuando el deleite y mi hiper-vitalidad me hacían engañar a mi propia moral día si y día no. 
Pero ahora tenía una relación sería, y no quería acabarla... 

    Puta primavera y putos sueños... bastantes líos tenemos en nuestro día a día para que encima cuando uno se acuesta para relajarse vengan Baco y Kant y se pongan a jugar al Tetris con tu conciencia.

2 comentarios:

Lenmelon dijo...

Oscuros secretos, que se aclaran...

Rafa Vera dijo...

¿Para una ensalada de cangrejo que irá mejor, el pimiento rojo o el verde?
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¿A que jode?