lunes, 15 de septiembre de 2014

EL CLAN






      Y es que cuando piensan en uno para ser padrino de algún niño, en principio aceptas como el que te ofrece un chicle de hierbabuena, así sin pensar sabiendo que es algo que no te sienta mal. Cuando pasan unos 40 segundos y te llega a algunas neuronas más "lo que has aceptado" empiezas a comprender y entender la magnitud del contrato verbal que acabas de hacer. Ya eres padre "de sustitución". Ya tienes que empezar a ayudar a un personajillo a conocer los valores en los que quieres que crezca, a diferenciar "caminos"; lo que quema de lo que no, lo que "mancha" de lo que no, en definitiva, ya eres mucho en su vida. Cuando él es feliz, tu estás feliz igual o más, si el sufre tu estás para hablarle, para abrazarle, en definitiva para que sienta que le sientes, esté donde esté.






Sus progresos son tus alegrías, sus desvíos son tus tareas por mejorar. Tu ahijado está ya aparcado para siempre a la izquierda de tu pecho, en un lugar tan subjetivo que tan solo el intentar nombrarlo lo empequeñece. 




1 comentario:

Begoña dijo...

Jolin, es que supimos elegir.