lunes, 14 de abril de 2014

SIN BARBA BLANCA



¿Te gusta mi barba? ¡A mi musa le encanta!


Y, cuesta muchísimo ponerse a "musear" cuatro ratos.
Esos primeros pensamientos (casi ensoñaciones) aún amaneciendo con legañas tranquilamente anidadas.
Esa lucidez escueta te tira de la cama.Ese quemazón tienes que plasmarlo rápidamente antes de que a tu musa le vuelva la regla y le ponga trabas a la interacción.
Pero en el preciso momento en que abres los ojos como platos, miras el portátil o el sobremesa y susurras: <<¡asustaros teclas, que allá voy!>> ... ¡Bip...BipBip...BipBipBip...BipBipBipBip...! Tu despertador te recuerda que tu "no eres uno de esos" que tu no tienes la barba blanca, que no te la mulles mientras intercambias tus ideas, tus escritos, tus reflexiones y sabiduría con el resto de amigos, compañeros filósofos, escritores, poetas, directores de cine, etc... Ese alarma, de un reloj que ya no usas y que nunca recuerdas donde lo has puesto, te pega con el jarro helado de agua fría de lleno en todo el cuerpo y mente, provocándote un corte de digestión espiritual e invitándote a pasar un largo día en "MalaLeche City"





<<¡Adiós musa, te abro la ventana... no seré yo quien te retenga, confío en que no olvides que siempre hemos hecho buenas migas, nuestra simbiosis ha tenido como fruto nuestros mejores "platos y recetas"!>>

Y, una vez más, y mirando desde abajo la ventana de mi habitación entreabierta, vuelvo a los tratados y tertulias de la Mesta (fútbol, políticos corruptos, y casposos televisivos riéndose del "share" que cada día le regalamos), confiando en que mañana, en maitines, salte de la cama antes del primer "Bip" y pueda bailar un par de tangos con mi musa, y fundirnos en uno solo a cada giro, y, a cada giro, ver mis "barbas blancas" reflejadas en su mirada.



                         

1 comentario:

Jesús Lens dijo...

Raúl, somos lo que escribimos. Así que, si no escribimos nada, ¿qué somos?