miércoles, 25 de septiembre de 2013

ÉXODO (looking for the land of milk and honey)



Escena en la que el abuelo entra con sus nietos a comprar pan en un área de servicio



   Ayer estuve en la inaguración del II Ciclo de Cine y Periodismo organizado por Caja Granada. 

La presentación y el posterior coloquio estuvieron magistralmente sustentados en la experiencia como novelista - guionista de cine y televisión Fernando Marías Amondo 
y el  Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Granada Luís González Ruiz, donde en la actualidad es profesor colaborador en el Departamento de Teoría e Historia Económica. Y, como no, moderado por Jesús Lens que por decir algo de el me acogeré a la parte por la que lo conocí; es Responsable de Comunicación de Caja GRANADA. Articulista del Ideal, escritor y apasionado cinéfilo).





La película fue proyectada en V.O.S. cosa que se agradece para meterte más de lleno en el desgarro de algunos explicaciones de la tragedia, y de las ilusiones y desilusiones de los protagonistas.

Sin entrar, ya entraron bien los dos invitados a explicaciones y porqués de esa situación de gran depresión de los años 39, 40 en USA, voy a hablar de la parte que a mi, al principio de la película y conforme se iba desarrollando me llegó como patadas al corazón.

Irte. Tener que irte de tu casa, la tierra donde creciste, la gente que te hizo "ser humano", los amigos desinteresados. Por culpa, en gran parte, de una mala gestión de la economía, o del provoque de inundaciones económicas globales por parte de unos pocos. 

Ya tuvieron que irse mis abuelos y sus hijos a Suiza en busca de una tierra mejor (por suerte, dentro de lo malo se iba la gente con algún convenio/contrato ya apalabrado para poder así permanecer en dicho pais "neutral"), luego muchos andaluces a Cataluña en busca del mayor desarrollo laboral e industrialización norteña y sus puestos de trabajo.

Por otro lado, y asunto que me toca de lleno, están los que deciden quedarse, los "tocados" los de convicción en su tierra, los amantes de su barrio, su familia, sus amigos y su gente de siempre, los "no-valientes", los "Muley(s)". Pues yo creo que llevo algo de Muley en mi. Aunque ya he movido mi huevo a veces por motivos laborales, siempre han sido temporales y con la certeza y tranquilidad de que me cama seguiría donde la dejé, junto a mi mesita de noche y los libros que me quedan por terminar. 

Pero actualmente, y con la asfixia económica y laboral que está sufriendo nuestro país, quedarse es considerado una cobardía, un paso a ninguna parte, una "ruta 66 circular".

Sin más por enrollarme y remitiéndome/os a leer el artículo que escriba J. Lens sobre la charla-coloquio fílmica de ayer, solo me cabe decir que fueron 130 minutos de película, y su posterior desglose maravillosos. 

                                           Hasta la próxima. El ciclo continua, más centrado en el cine y el                                                                     periodismo, cada martes en el teatro Caja Granada


1 comentario:

Jesús Lens dijo...

Raúl, una de esas películas que impactan y que dan que pensar y que charlar. De una triste actualidad, por otra parte, ¿verdad? Me alegro de que te gustara. ¡Gracias por venir y por tu apoyo constante!