También llovía.

28 Años después de la "primera" muerte de Chanquete, (nunca olvidaré a Pancho corriendo despaborido por esa playa gris de final de verano y gritando aquello de: "¡Chanquete ha muertoooo, Chanquete ha muertooo!"), se vuelve a repetir la historia, año tras año, década tras década.

¿Casualidad o sucesión cronológica empíricamente demostrada?

Llega Septiembre y ¡Zas! en toda la cara, tormentazo que te crió de golpe, anegamientos (vaya palabrejo), oscuridad, tristeza, melancolía, y sumisión ante el salto de dos escalones estacionales.

El sol jugando al escondite...y las nubes demostrando su supremacía en número y porculeo, abren la veda de desdichas; vuelta al colegio, instituto o universidad, vuelta al trabajo (que seguramente ya hayas vuelto porque este año las vacaciones han sido escasas), vuelta a los madrugones, al frió mañanero que te entra por los huesos y lo arrastras hasta los primeros minutos de la noche ya metidito en tu cama, y lo que es peor y da más miedo, la vuelta a la soledad.

Pero bueno, como ya dije antes, ha sido así desde que el fuego quemaba y los taparrabos no existían. Así estamos ya arregostaos a este ciclo de dichas y desdichas y así se tiraron todos los años ochenta y parte de los noventa recordándonoslo, cada final de verano, con la traumática y merecida (para mi nunca se me irá de la cabeza que Chanquete era un gordo pederasta camuflado) muerte del barrigudo con barba de Verano Azul.