Ayer tuve una de esas tardes en las que el túnel de la M-68 se te atraganta por su falta de iluminación y su larga distancia hasta la salida.
Somos seres de luz, sobre todo los mediterráneos, necesitamos luz, risas, brisas y gente; necesitamos gente. De ahí la mala follá que arrastraba el abuelo de Heidi, ahí perdido en lo alto de las montañas.
Y ayer, como ya he dicho, el túnel se me atragantó. Tiré de mis 112 (s) habituales (S, S, I, S, S, A,..) pero claro cada cual estaba conduciendo por su propia carretera y otras/-os intentando no salirse mucho de las líneas marcadas por la DGT (lo que Digan la Gente Tonta) *Me acabo de dar cuenta de que casi todas mis amigas asiduas empiezan por S... jajajaja)
El caso es que tuve que apurar al máximo la retroalimentación de mi vehículo para superar aquel túnel. Tengo algunos trucos para trayectos así, la mayoría de estos son super sencillos. Quedarme un rato en silencio intentando dejar la mente en blanco de la mejor forma posible (respirando, respirando, respirando...). Otro de los trucos es, sin pensárselo mucho, ponerse un pantalón cómodo y tirar corriendo para una de esas "salidas de emergencia" que tienen todos los túneles. En mi caso, mi salida más recurrente la encuentro entre Ingrid Bergman, Humprey Bogart y Michael Curtiz.
En Rick's nunca te pierdes.
En cuanto al túnel de ayer... que, insisto, fue de una distancia mucho mayor de la esperada, opté por confiar en mis propias luces (y en las horas que mejor me entiendo con ellas) Yo sabía que el amanecer de un nuevo día, un buen paseo, un buen desayuno, ver caras sonrientes, de esas que saben respirar y compartir, derribaría todos aquellos metros de oscuridad y saliva convertida en barro que inundaban mi asfalto la tarde anterior. Así fue.
Volverán los túneles, volverán los 112(s) (a ser estar o parecer) pero sé que volveré siempre a respirar, a compartir, y a conducir por donde me plazca (atropellando a los menos posibles).
Gracias a mis amistades "bombilleras" (que dais luz y de la buena), gracias a la DGT que así aprecio cada vez más a los mediterráneos, y gracias a mi por saber, con paciencia, convertir mi propio barro en algodón dulce.
Hasta la próxima que necesite ESCRIBIR POR ESCRIBIR.
Busco siempre luz y sé donde encontrarla. |
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