Foto: Lourdes Siles. |
No hubo más de dos frases;
Una preguntaba afirmando
Otra negaba esclareciendo.
Alguien levantó el castigo a mi pena.
No sé por qué me quedé observando.
Ni mirada atrás ni arrepentimiento,
Tan solo velocidad y puñales
manchados de excusas al atardecer.
Mis pulmones, cascadas secas en selvas inexistentes
Mi mente; mi mente no entró en esta ecuación unidireccional
Mi corazón está sentado en el banquillo de los culpables
Tú, fuiste un pronombre inventado.
Jamás mis palabras pintaron tampoco.
Nunca supe significar mis silencios.
Me quedé mirando tus últimos metros mientras....
luciérnagas de metal reían mi llanto.
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