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Estruendo de óxido social
puntapié en mis espaldas
cartel de VIDA leída
correr lo que ellos quieran que corras
sentir el barro ahogadizo que ellos no sienten
rodar en círculos vacíos de migajas y sometimiento.
Carreras de bocados de felicidad pintados en cartón.
Vueltas con final programado,
su propio bien; no el mío.
Da igual el puesto que ocupes en la competición,
solo nos dejan mirar hacía adelante,
hacía nuestra propia felicidad,
sin importar lo que otros recorran o persigan en sus vueltas.
Ya has ganado, solo tú has ganado (para otro)
tu bocado quedó pintado en tu mente,
su bocado quedará abultando cuentas corrientes
ingastables en mil vidas.
Fin, por ahora.
Esta tarde volverás a correr tras la felicidad
disfrazada de conejo
con sabor a cartón repintado.
¿Y si la alcanzas?
No tendrás con quien compartirla;
los demás galgos habremos muerto
con el sabor a falsa promesa cegando nuestras pupilas.
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