Las vallas tejidas sin rumbo
se desmelenan de sus malezas;
crecen y enfrían mis nubes transparentes.
Esta vez me está costando.
¿Tendrá razón aquel reflejo
que me regalo el espejo de tus ojos?
¿Estaré mutando a esas figuras
geométricas que tanto odio?
Seguiré agitando mis brazos con fuerza
para desgastar mis propias paredes.
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